Aunque «en abril, aguas mil», aunque todavía estén por venir algunas tardes de frío y algunas otras de viento, ya está aquí la promesa de los días cálidos, de las lluvias suaves que se despiden con arco iris. La certeza de que el sol volverá a brillar y a calentarnos.
La primavera es la estación de máximo esplendor en la naturaleza, cuando de forma más evidente se manifiestan los fenómenos de renovación, florecer, expansión y crecimiento. Una explosión sensorial que estimula nuestros sentidos y nos conecta también con el placer y la sensualidad. Es ella, la que la sangre altera.
Es una buena época para iniciar planes y proyectos. Podemos aprovechar esta energía y florecimiento para tomar contacto con nuestra expresión creativa, para atrevernos a soñar e imaginar. Contactar con el impulso de expansión, descubrimiento y exploración de nuevas facetas que enriquezcan nuestra vida, nuestra expresión auténtica y contento interior.
Con la primavera se despiertan nuestras pasiones, esas que nos animan a perseguir los sueños y a contactar con nuestra esencia (lo que realmente nos motiva y nos hace vibrar). Escuchar nuestra pasión y entusiasmo es vital para vivir en armonía, pues solo así podemos expresar nuestra autenticidad y ser creadores libres de nuestra propia vida.
Cuando estamos equilibrados en primavera, nos sentimos abiertos al amor, fuertes, tranquilos y estables. Sin embargo, si estamos en desequilibrio, podemos sentir letargo, cansancio o apatía, además de ser más propensos a los resfriados y alergias.
La práctica de Yoga durante la primavera, además de aportar armonía y estabilidad, ayudará a que nos sintonicemos con la estación, siempre que adecuamos la práctica, a las necesidades del cuerpo y de la mente.
Es una época ideal para realizar prácticas de Yoga más intensas, que integren los aspectos dinámicos, de actividad, apertura y expansión, propios de la estación primaveral, que despierten nuestro cuerpo del letargo del invierno, y que vayan a favor de nuestro impulso natural de movimiento y acción.
Es el momento de realizar posturas que generan calor y vitalidad, como Vinyasas, Saludos al sol (Suryanamaskar) y secuencias de âsanas creativas y estimulantes, que ayuden a eliminar toxinas y a activar el fuego vital, relacionado con el plexo solar, la digestión y purificación.
Posturas de fortaleza y equilibrio que requieren gran concentración y actividad, o posturas nuevas que representen un reto para nosotros. Las torsiones serán fabulosas para devolver la elasticidad y tonicidad a la columna vertebral, a la vez que masajean los órganos abdominales, especialmente el hígado y la vesícula bilial, asociados por algunas medicinas orientales, a la estación primaveral. Nos sentarán fenomenal las extensiones de la columna y apertura del pecho que generan contento, mejoran la autoestima y nos disponen a relacionarnos compasivamente, hacia nosotros mismos y hacia los demás.
«El significado de la primavera no sólo la busques fuera de ti, hállala en tu interior porque así experimentarás la riqueza de la vida». Abel Pérez Rojas