Navâsana o postura del barco: es una postura desafiante que requiere mucho esfuerzo y puede suponer un reto para la mayoría de las personas. Desarrolla la voluntad, la determinación y la resistencia. Por lo que, al practicarla, nos entrenamos también para manejar las dificultades de la vida, para persistir en nuestro camino, en lo que queremos, y no abandonar.
A nivel físico fortalece mucho la musculatura abdominal central, las piernas, los músculos de la parte baja de la espalda; y mejora el alineamiento de la columna. Además estimula el funcionamiento de los riñones, la próstata, el sistema digestivo y la glándula tiroides.
Al ser una postura muy vigorosa aporta también dosis altas de vitalidad. ¿Se necesitan más beneficios para empezar a practicarla?.