
Uno de mis maestros nos dijo que llevásemos el Yoga allí donde estemos. Al lugar donde trabajamos, donde quedamos con los amigos, donde vivimos o donde veraneamos. Y eso es lo que más me gusta hacer.
Agradecida por estas sesiones de Yoga en mi pueblo, donde están mi infancia y mis raíces. Por la sala tan acogedora y la luz del verano. Y en especial, gracias a las diosas que han venido a compartir su energía y algunas tardes de este bonito agosto.